Sin rastro del gato

Sin rastro del gato

Juha Virta (textos), Marika Maijala (ilustración): Filippa & Compañía. Sin rastro del gato. A Coruña: Hércules de Ediciones, 2021, 40 páginas

Filippa y sus amigos Conejo, el asno Antero y el gato Dormilón se juntan en una nueva aventura en Sin rastro del gato. Esta vez, tendrán que encontrar a la Maga Exprés, que ha desaparecido justo cuando en el escenario ya estaba todo preparado para su actuación. Conejo, que es su ayudante, no puede entender cómo ha podido desaparecer sin dejar rastro. Pero el espectáculo no puede cancelarse, así que Filippa y sus amigos acuden a ayudar a Conejo, ninguno sabe hacer magia, pero ¡de alguna manera habrá que entretener al público! Mientras tanto, será el gato, con su característica curiosidad, el que encuentre una deliciosa pista para dar con la maga. De ahí que él acabe también desapareciendo.

En este álbum ilustrado el componente gráfico tiene mucha presencia en la historia: todas las páginas están profusamente ilustradas. Tanto es así que los textos, a pesar de que son bastante extensos (algo no muy frecuente en este formato), quedan un poco camuflados en unas páginas repletas de dibujos. Porque al igual que en el título anterior de Filippa & Compañía, las ilustraciones de Malika Maijala abarcan todo el espacio disponible (desde las guardas) e incluyen pequeños detalles que resulta muy entretenido buscar. Son dibujos planos, donde predominan las figuras geométricas rectangulares que, mediante combinaciones de colores y superposiciones, en ocasiones provocan un curioso efecto de collage sin serlo y, al mismo tiempo, consigue cierta profundidad alternando la perspectiva del lector ante la narración (a veces lo coloca de frente a la escena, como un espectador; otras, el lector adopta el punto de vista de alguno de los personajes para, a continuación, volver de nuevo a ser espectador). Un contraste muy original y efectivo.

También resulta muy llamativo cómo juega con la orientación de los dibujos para transmitir el movimiento y la dirección de los personajes en un momento dado: cuando el gato entra en el armario mágico, el lector percibe cómo se «sumerge» dentro y, para acentuar la sensación de bajada, tanto el dibujo como el texto pasan a tener un formato vertical, es decir, hay que girar el libro para seguir la dirección que toma el gato. La ilustración, en consecuencia, se agranda y se alarga acentuando su verticalidad (aquí el paralelismo con el descenso de Alicia por la madriguera es inevitable, aunque el gato en lugar de tomar el té acaba aterrizando en flan con nata). Esta alternancia en la orientación de las ilustraciones proporciona rápidamente los cambios de escena de la historia de forma sencilla y muy visual. 

En este libro, como en el almacén de un mago, se puede encontrar de todo, desapariciones misteriosas y magos improvisados incluidos. Un divertido juego de perspectivas y colores en el que el lector forma parte fundamental del espectáculo.