Salvador Tierra y el cuenco de oro

Patricia Geis: Salvador Tierra y el cuenco de oro. Barcelona: Combel, 2016. 154 pp.

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Estamos ante una buena novela de aventuras para público juvenil. Reflexiva en unos momentos, trepidante hacia el final, relata cómo un joven antropólogo europeo, Méritus Moodle, se ve enredado en la defensa de la Amazonia. Méritus viaja al Perú queriendo hallar a un misterioso personaje llamado Salvador Tierra: una especie de niño eterno que ha velado por el equilibrio del planeta, por su diversidad y por la misma especie humana desde que existimos. Después de que un excéntrico escocés, el doctor Pattel, le proporcionara indicaciones precisas, Méritus parte a la selva amazónica y ahí empieza la aventura.

El personaje de Salvador Tierra (los nombres de la novela son muy alegóricos) es idea de Tatiana Arelle*, y su presentación en las siete primeras páginas es, en nuestra opinión, una genialidad del libro, con su mistificación histórica en fotos y todo.

La trama se centra en un misterio que mezcla leyendas locales, la historia de la conquista y la explotación de la Amazonia, y el choque entre el mundo occidental capitalista y la vida traidicional idealizada del indígena. La intriga generada en la recomposición del puzle de la historia nos mantiene bastante enganchados al libro. Hay que notar que a veces la cantidad de datos e información sobre flora, fauna, léxico, alimentación o medicina natural supone un obstáculo para algunos, y un aliciente para otros. Seguramente los docentes encontrarán muy atractivo este aspecto de la novela e incluso las insólitas notas explicativas a pie de página; la novela podría servir para una lección sobre geografía, historia, ecología, antropología o quién sabe qué más.

El estilo de la narración es muy bueno. La autora sabe lo que se hace y juega con el lenguaje permitiéndose detalles literarios encantadores: «el flequillo corto y la mirada larga» (p. 76), «alegres graznidos espantosos» (p. 126), etc. La construcción argumental también es inteligente. Se abren subtramas en las primeras páginas que se retoman varios capítulos después, cuando uno pensaba que las había olvidado, revelando una elaboración planificada; pensamos, por ejemplo, en la plantación ultramarina de las semillas de caucho, de las pp. 29 y 121. También hay humor en ocasiones, y nos han gustado algunos detalles del choque cultural sufrido por Méritus, que seguro que nosotros también hubiéramos sufrido, pues ver arañas gigantes rondándote los pies no anima mucho a descalzarse, ciertamente…

Tal vez el conflicto del libro resulta demasiado dicotómico y su resolución es un poco apresurada. Había muchas ventanas abiertas que se quieren cerrar una tras otra en las últimas páginas, incluso recurriendo a un Deus ex machina como es el personaje de Sierra Wilson.

La editorial Combel ofrece también un Manual para nuevos agentes al servicio de Salvador Tierra. Se evidencia así que estos libros quieren encender en los lectores una llama de conciencia ecológica, que es buen fin, pensamos, y más si el desarrollo literario no está mal.

(* La Tatiana Arelle de las tiendas de bebés, sí. En el magazine Baby Deli existe de hecho un espacio para el personaje de Salvador Tierra.)