La leyenda del mar

Jaume Copons (autor) y Liliana Fortuny (ilustradora): La leyenda del mar. Barcelona: Combel, col. «Agus y los monstruos». 176 pp.

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A Agus le acaban de dar las vacaciones en el cole. Aunque pensaba que no iba a hacer nada especial en verano, sin comerlo ni beberlo, se ve involucrado en un viaje a una isla desierta, con todos los gastos pagados. Le acompañarán su amiga Lidia, el padre de esta y la bibliotecaria del colegio. Ah, bueno, y sus amigos monstruitos: Sr. Flat, Ziro, Brex, Chef Roll, Octosol y los otros.

Pronto descubren que la isla no es normal. Es más: está en el límite mismo con un mundo absurdo, y por eso el nombre de la isla es Ilógica. La bibliotecaria y Lidia cometen sin saberlo el error de cruzar el puente a ese otro mundo donde todo es posible… y Agus y los monstruos se tienen que embarcar en una aventura con el fin de rescatarlas y traerlas de vuelta al mundo normal. El problema es que el viaje entero había sido un plan del malvado Dr. Brot, que no les pondrá las cosas fáciles.

El libro tiene muchos puntos a su favor. Es muy interesante la construcción de la página: en cada una hay algo de texto del narrador, pero la mayor parte la ocupa una viñeta de cómic. Se busca, pues, una doble vía de lectura, aunque no independientes: si lees solo el narrador no puedes seguir la historia, y si lees solo el cómic tampoco.

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Los diálogos son muy directos y vivos, y con bastante frecuencia tronchantes. El autor ha disfrutado de su libertad, y se ve que una de sus primeras intenciones es pasárselo bien, para que el lector también pueda hacerlo. Porque el libro funciona bien a partir de 8 años, pero está también lleno de referencias adultas (o casi): por ejemplo, las alusiones a literatura del canon universal, que difícilmente puede interpretar un niño pequeño, pero que genera un contraste muy divertido (Agus leyendo El viejo y el mar de Hemingway en el helicóptero es un momento memorable). Y así con Tarzán, de Burroughs, Tifón, de Conrad, Robinson Crusoe, de Defoe, Pinocho, de Collodi, o personajes como el capitán Nemo, el barón de Munchausen o el hundimiento del Titánic.

En la construcción de la historia, el autor ha hilado aventuras desconcertantes en escenarios muy distintos, y también ha puesto muchos ingredientes de la actualidad. Por ejemplo, y sin desvelar mucho, se topan con unos piratas que son… ¡piratas informáticos! Y en otra ocasión encuentran un montón de patitos de goma en el mar, que claramente hace referencia a aquel un suceso real.

Este es el quinto libro de la colección «Agus y los monstruos». Es una serie de libros original, inteligente y atrevida. Los monstruos abren un abanico de posibilidades argumentales y de caracteres de personajes que está muy bien explotado (a mí, me ha gustado que me recordase vagamente a la serie televisiva Foster, la casa de los amigos imaginarios). Parece que la colección sigue creciendo, así que no le pierdan la pista.