Un paseo con Mary Poppins

Un paseo con Mary Poppins

Pamela Lyndon Travers (original), Hélène Druvert (adaptación e ilustraciones): Un paseo con Mary Poppins. Zaragoza: Edelvives, 2017, 40 pp.

Hoy traemos una preciosidad quizás más para mayores que para peques, basada en el cásico de Pamela Lyndon Travers y retomada por Hélène Druvert.

De la mano de Mary Poppins, damos una vuelta por Londres y algunos de sus lugares más emblemáticos: Buckingham Palace, el Big Ben o el Tower Bridge se suceden entre las páginas; en la segunda parte del libro, la narración se desplaza a un mundo onírico donde los dos niños continúan su caminata entre las brumas de un sueño.

 

El texto es muy sencillo: frases breves y sin mucho artificio lingüístico nos van contando lo que hacen Michael y Jane junto con su institutriz preferida. Pero es que el punto fuerte de esta obra no está en las palabras, sino en las imágenes y en las propias páginas. Hélène Druvert se recrea con el papel, creando maravillosos escenarios que dejan al lector pasmado. Las hojas con finos y detallados troquelados contrastan sobre las páginas con ilustraciones en blanco y gris; un ágil juego de luces y sombras nos presenta la silueta de los edificios, de los cuales vemos hasta la finura del enrejado.

La edición está delicadamente cuidada y todos los detalles pensados: lo que se deja entrever a través de los huecos de las hojas recortadas va variando según pasamos la página. El contraste primero con el recto (hoja izquierda) y luego con el verso (hoja derecha) va haciendo avanzar la historia y nos traslada de un escenario a otro, aun tratándose del mismo troquelado.

La editorial es plenamente consciente de la delicadeza de esta edición y, de hecho, viene con unas hojas de papel cebolla protegiendo cada una de las páginas recortadas. Cuesta imaginarse una supervivencia gloriosa entre las manos de los más pequeños (incluso a mí me cuesta perder el miedo a estropear una esquina al pasar las hojas).

En definitiva, una preciosidad que requiere una lectura muy cuidadosa y que da gusto tener entre manos. Un juego de sombras que dan ganas de recrear en la pared de la habitación, con la luz apagada y… Disculpen, me voy a por una linterna.